Pocos peces nos llaman tanto la atenciĆ³n como el pez payaso. Tal vez nos conquista por sus alegres colores, que nos recuerdan a un payaso de circo. O quizĆ” se deba al peculiar lugar en el que elige vivir: entre los venenosos tentĆ”culos de la anĆ©mona de mar. Con razĆ³n se le llama tambiĆ©n pez anĆ©mona.
Como si se tratara de un actor de Hollywood, el pez payaso no tiene problemas en “posar” para las cĆ”maras. Quienes hacen submarinismo o snorkel lo pueden fotografiar fĆ”cilmente porque suele andar cerca de su hogar y no es nada tĆmido.
Pero lo que hace extraordinario a este pez es lo arriesgado que parece su estilo de vida. Estar constantemente en contacto con tentĆ”culos venenosos podrĆa compararse a vivir en un nido de serpientes. Aun asĆ, el pez payaso y la anĆ©mona que elige son inseparables. ¿CĆ³mo es posible que esta peculiar relaciĆ³n funcione?
No pueden vivir el uno sin el otro
Como toda buena relaciĆ³n, la del pez payaso y su anĆ©mona se basa en dar y recibir. Para el pez payaso que estĆ” en el mar, vivir cerca de una anĆ©mona no es solo conveniente, es vital, como algunos biĆ³logos marinos han confirmado. Si no tuviera su protecciĆ³n, podrĆa ser presa fĆ”cil de hambrientos depredadores, ya que no es muy buen nadador. Sin embargo, gracias a que hace de la anĆ©mona su centro de operaciones y su refugio, puede llegar a vivir hasta diez aƱos.
AdemĆ”s de un hogar, la anĆ©mona le ofrece un lugar seguro donde poner sus huevos. El pez payaso los deposita en la base de la anĆ©mona, y allĆ ambos padres los vigilan con atenciĆ³n. DespuĆ©s, se suele ver a toda la familia nadando alrededor de la anĆ©mona.
¿Y quĆ© saca la anĆ©mona a cambio? El pez payaso es su “guardaespaldas”, pues aleja al pez mariposa, que se alimenta de tentĆ”culos de anĆ©mona. Hay por lo menos una especie de anĆ©mona que no puede vivir sin su inquilino. Cuando unos investigadores separaron a los peces payaso de unas anĆ©monas de esta especie, las anĆ©monas desaparecieron en solo veinticuatro horas. Los peces mariposa habĆan acabado con ellas.
SegĆŗn parece, el pez payaso incluso le proporciona energĆa a su anfitriona. El amonio que expulsa este pez estimula el crecimiento de la anĆ©mona que lo hospeda. Y con sus movimientos entre los tentĆ”culos le suministra agua cargada de oxĆgeno.
Nada donde otros no se atreven
El pez payaso lleva la protecciĆ³n a flor de piel. Su cuerpo estĆ” recubierto por una mucosa que lo protege de las picaduras. Este abrigo quĆmico hace que la anĆ©mona crea que el pez es otra anĆ©mona. Por eso, un biĆ³logo marino lo describiĆ³ como “un pez disfrazado de anĆ©mona”.
Algunos estudios afirman que, cuando el pez payaso elige una anĆ©mona, pasa por un perĆodo de adaptaciĆ³n. Se ha observado que la primera vez que se acerca a ella, la toca de forma intermitente durante varias horas. Al parecer, esto le permite modificar su cobertura protectora para adaptarla al tipo de veneno de la nueva anĆ©mona. Es probable que sufra un poco durante este proceso, pero despuĆ©s, el pez payaso y la anĆ©mona se llevan de maravilla.
La colaboraciĆ³n entre dos seres tan diferentes nos da una lecciĆ³n fascinante de lo que significa trabajar en equipo. Muchas personas de culturas y antecedentes distintos consiguen grandes hazaƱas al unir sus recursos. Igual que le pasa al pez payaso, a veces nos puede tomar algo de tiempo adaptarnos a trabajar con otras personas, pero los resultados bien valen la pena.
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