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lunes, 16 de mayo de 2016

6:58 PM, el horario que cambió la vida de miles de personas


Ese sábado amaneció normal y con él la alegría de los balnearios de la provincia "manaba" se mostraba a todo ritmo. Las playas empezaron a recibir a sus turistas. El comercio se veía por doquier, desde el señor de los helados hasta el vendedor de gafas y los restaurantes con sus platos típicos. Nadie se imaginaba que el atardecer llenaría de pánico a todo un país.

Cientos de personas se encontraban frente al mar a la hora del atardecer. Muchos de ellos vieron caer el Sol sin imaginarse que más de 660 personas no lo volverían a ver. El reloj marcaba las 6:57 PM; nadie en absoluto sabía lo que estaba a punto de ocurrir al siguiente minuto.

Las 6:58 PM era el horario cuando un terremoto de 7,8 en la escala de Richter sacudió la costa pacífica del Ecuador. Su epicentro se localizó en Pedernales, siendo la provincia de Manabí la más afectada.

Sin embargo, el sismo también fue sentido con fuerza en las otras cinco provincias de la costa ecuatoriana (Guayas, Santa Elena, Los Ríos, Santo Domingo y El Oro), varias provincias de la sierra norte del país (Carchi, Imbabura, Pichincha y el Distrito Metropolitano de Quito), y otras de la sierra central y sur (Chimborazo, Cañar, Azuay y Loja).

En lo que respecta a los países vecinos, las ondas alcanzaron las ciudades colombianas de Ipiales, Pasto, Tumaco, Popayán, Cali, Pereira, Armenia y Bogotá; mientras que en Perú fueron sentidas en los departamentos de Tumbes, Piura, Amazonas y Cajamarca.

Tras el fuerte movimiento telúrico, el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico, ubicado en Hawái (Estados Unidos), emitió una alerta preventiva de tsunami para Ecuador, Colombia, Costa Rica, Panamá y Perú, la cual fue retirada alrededor de la media noche del mismo día. Según declaraciones del vicepresidente de la República, Jorge Glas, se dispuso la movilización preventiva de los habitantes de las zonas costeras de las provincias de Esmeraldas, Manabí y Santa Elena, «ante cualquier evento que se pueda dar por oleaje, dada la magnitud del sismo». Además, se produjeron cortes de energía generalizados en varias zonas del país.



Tras el sismo ciudades como Portoviejo, Manta, Chone, Montecristi, Bahía de Caráquez, Rocafuerte, Calceta, Puerto López, Pedernales y Jaramijó resultaron afectadas. En Manta, el segundo puerto más importante del país, se registró el colapso de varias edificaciones, incluida la torre de control del Aeropuerto Internacional Eloy Alfaro, así como la pérdida de vidas humanas y largas horas sin electricidad y agua potable.

La ciudad de Portoviejo, capital provincial, también evidenció un número significativo de pérdidas humanas como resultado del colapso de al menos 684 infraestructuras civiles. Jama, otro de los cantones de la provincia, se vio seriamente afectado en su infraestructura y permaneció incomunicado por varios días.

Guayaquil, que con aproximadamente tres millones de habitantes constituye la ciudad más poblada del país, sufrió graves estragos y consecuencias durante y después del sismo. Un puente construido como intercambiador de tráfico sobre la avenida De las Américas colapsó sobre un vehículo, registrándose dos víctimas que lamentar.

En la ciudad de Babahoyo, capital de la provincia, 118 viviendas fueron afectadas parcial y totalmente; las autoridades llegaron a la conclusión de que los estragos registrados en la zona con más daños de la urbe fueron resultado de la falta del relleno hidráulico con el que sí cuentan otras localidades cercanas. Mientras tanto en Quevedo, la ciudad más poblada, varias viviendas también resultaron afectadas.



A las 6:59 PM el panorama era otro: desolador y desgarrador. Escombros se apoderaban de las calles, el pánico no se iba de las personas que asustadas no encontraban a sus familiares. El suelo tembló varias veces más durante varios días. Fue tanto el ánimo y las ayudas que llegaban de todos los rincones que fueron la esperanza para no resignarse y luchar por rescatar a más personas y luchar también por la vida.

Las redes se llenaron de mensajes muy bonitos. Para terminar citamos las palabras de un anónimo: "Algún día cuando tenga mis nietos les contaré que viví en un país que se abrazó tan pero tan fuerte que nunca más volvió a temblar".


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