En un futuro no demasiado lejano es posible que los médicos nos inserten bacterias modificadas genéticamente para adelgazar, y para reducir los peligros de las enfermedades asociadas a la obesidad, como la esteatosis hepática o hígado graso, y la arteriosclerosis.
Se sabe que las bacterias que habitan en nuestro intestino forman parte vital en el proceso de engordar o adelgazar.
Científicos de la Universidad de Vanderbilt de Nashville, en Estados Unidos, han modificado genéticamente una de estas bacterias que habitan en el intestino, para que produzca un lípido que inhibe el apetito. Se sabe que este lípido está menos presente en las personas obesas, por eso algunas tienen más apetito, o no se sacian.
Estos investigadores han insertado la bacteria modificada genéticamente en el intestino de ratones, y han comprobado que con una dieta altamente calórica estos ratones han engordado menos, en comparación con otros que no tienen la bacteria modificada.
No sólo eso. Además, su hígado estaba menos graso y han prevenido síntomas de enfermedades de las arterias como la arteriosclerosis.
Es un descubrimiento muy importante porque estamos hablando de una técnica poco intrusiva y sin efectos secundarios para ganar menos peso y prevenir enfermedades asociadas con la obesidad.
Además, al tratarse de una bacteria modificada genéticamente se puede ingerir a través de un vaso de agua, y al tratarse de un ser vivo que habita en los intestino el tratamiento no tendría que llevarse a cabo todos los días.
Por desgracia, demasiado bien sabemos que desde que un tratamiento funciona en ratones hasta que se convierte en un tratamiento ofrecido por los médicos, pueden pasar años. El doctor Sean Davies, jefe del proyecto, asegura que, “algún día, en el futuro, podría ser posible tratar los peores efectos de la obesidad, simplemente suministrando una bacteria”.
Ójala no tengamos que esperar mucho. (I)
No hay comentarios:
Publicar un comentario