El pasado 3 de mayo, la misma fecha que se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa, el columnista Murat Belge era juzgado por supuestos insultos al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
La premonición de Tunc parece haber cobrado realidad. Luego del fallido intento de golpe del pasado 15 de julio, el gobierno de Erdogan emprendió una denominada “cacería de brujas”. “El golpe es un regalo de Dios que servirá para limpiar el Ejército”, dijo Erdogan un día después de iniciada la sublevación, advirtió que pagarán cara su traición y desató una purga que afectó a más de 60 mil personas entre militares, jueces y fiscales. Cuatro días después, decretó un estado de emergencia y amplió las redadas a más sectores.
Bajo ese estado emergente, a inicios de la semana pasada, 89 periodistas fueron detenidos, 47 del diario Zaman, cercano a la secta del clérigo Fetulá Gülen, al que el gobierno acusa de estar detrás del fallido golpe.
El pasado miércoles, en un nuevo decreto de medidas el gobierno ordenó el cierre de 131 medios. Entre ellos, 16 canales de TV, 23 emisoras de radio, 45 diarios, 15 revistas y 29 casas editoriales, entre ellas la agencia de noticias Cihan, los canales de TV Bugün y Kanaltürk, diarios como Zaman o Today’s Zaman, registró elpais.com.
“Pagarán un precio”, dijo tres días después Erdogan al advertir sobre el castigo a medios que hubieran apoyado el golpe.
Es al leer los comentarios cuando se puede entender la situación de miedo que se vive en Turquía, refiere el medio al mencionar los mensajes que se difunden por Twitter. Las voces críticas con el gobierno son cada vez más escasas, añade.
Umut Özkirimli, un académico y analista político turco del Centro de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Lund, Suecia, citado por El País, indica que algo de oposición en los medios turcos queda en portales independientes y refiere que otros han cedido a la presión o han terminado por aliarse con el régimen.
Entre los periodistas detenidos está Nazli Ilicak, figura célebre en Turquía, despedida del diario progubernamental Sabah en 2013 por haber criticado a ministros implicados en un escándalo de corrupción.
En los meses antes del fallido golpe, el gobierno ya había tomado el control de varios medios opositores, lo que cerró espacios para debates públicos sobre cuestiones políticas, ‘imprescindibles’ para que una democracia funcione. “Es un desastre”, dijo en la publicación de lavanguardia.com, Asli Tunc, quien motiva a sus alumnos a crear sus propios medios web. “Necesitamos periodismo independiente más que nunca antes en Turquía. Pero no hay ninguna plataforma para ello”.
En Turquía hay unas 2.000 causas abiertas contra gente que está acusada de insultar a Erdogan desde que fue elegido presidente en 2014.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) sitúa a Turquía en el puesto 151 de una lista de 180 países en su último Índice de Libertad de Prensa, mientras el estudio anual de Freedom House ubica al país como el segundo del mundo donde más ha empeorado la libertad de prensa en 2015, con una larga lista de periodistas arrestados.
El representante de RSF en Turquía, Erol Önderoglu, en libertad condicional en espera de un juicio, se expone a más de 14 años de cárcel por “propaganda terrorista”, tras haber apoyado a un diario prokurdo. (I)
No hay comentarios:
Publicar un comentario