Luego de navegar durante toda la noche fondeamos bien temprano a la mañana en la bahía de la Isla Bartolomé. Su superficie es de apenas 1.2 kilómetros cuadrados, pero es sin lugar a dudas, la más famosa del archipiélago debido en gran parte a la película llamada“ Capitán de Mar y Guerra”.
Dicha historia transcurre en el año 1805 y se trata de un barco de guerra inglés que “perseguía” a uno francés que se escondió en alguna bahía de la famosa isla. El médico, a bordo del barco inglés, lo descubre cuando el otro barco está intentando navegar hacia mar abierto.
Esta isla, que tiene un mirador a unos 114 metros de altura, lleva el nombre de Sir Bartolomew, quien a bordo de la embarcación “Beagle” oficiaba de segundo alférez y era muy amigo de Darwin.
Pero mas allá de su mirador y de las “piscinas naturales”, que nos dan una idea de su intrincada costa, el punto más sobresaliente es Pinnacle Rock que tiene una forma cónica que es sumamente cautivante.
Pinnacle Rock es un cono de estructura volcánica, que en forma puntiaguda apunta al cielo, saliendo desde las entrañas de la tierra. Fue formado debido a una erupción de algún volcán sumergido.
He visto los paisajes de esta isla tanto en la película como en documentales infinidad de veces, pero estar allí es otra cosa. Si bien no hay presencia de muchos animales, salvo algunas lagartijas y los famosos pinzones de Darwin, el punto fuerte de este lugar se da por sus paisajes.
La vida a bordo del “Evolution” no tenia nada de monótona, porque mas allá de tener una agenda estable de dos actividades por la mañana y dos por la tarde, a lo que se le sumaban las charlas de antes de la cena, cada día era una nueva y diferente experiencia.
Por las mañanas generalmente realizábamos un desembarco con los primeros soles y unas horas después nos estábamos poniendo el traje de buceo para realizar un snorkeling de una par de horas. Otros sin embargo, preferían los cayaks que siempre, al igual que las inmersiones, iban supervisados con un bote de apoyo en forma constante.
Por la tarde surgía mas o menos lo mismo. Desembarco, recorrida con el panga y actividad acuática. Podrá sonar monótono pero les puedo asegurar ningún lugar es igual al anterior y por ende sus especies también cambian. El primer día buceamos con tortugas, el segundo con tiburones, el tercero con manta rayas y así siempre fuimos encontrando diferentes fondos marinos y especies.
Después de un reparador almuerzo, volvimos a desembarcar pero esta vez en otra isla llamada “Santiago” que, a diferencia de “Bartolome”, es totalmente volcánica y casi no hay existencia de vida. Literalmente nos adentramos en un mar de lava volcánica seca que con sus variadas formas, ribetes y caprichosas ondulaciones hizo que por unas horas me olvidara de fotografiar y observar animales. Realmente esta paisaje lunar es algo único en el mundo.
Hicimos una caminata de un par de horas y cuando casi llegábamos a la costa para subirnos al “panga”, y así regresar nuevamente al barco, el sol caía sobre nuestras espaldas que generaba sombras siniestras en la lava de varias tonalidades de negros. (I)
Autor: Alex Macipe
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